Lo acontecido durante el pasado “clásico” terminó con lo poco de civilización que teníamos, y es que parece que la ira pudo más que la cordura.
¿Será que los últimos acontecimientos sociales del país han provocado que los ciudadanos estemos violentos, intolerantes y a la defensiva unos a otros?
Sea como sea, cuando uno va al estadio lo hace con entusiasmo y la ilusión de ver a su equipo favorito ganar. Llegar a esa gran estructura de concreto copada de eufóricos fanáticos contagia una sensación increíble de emoción a cualquiera.
No es novedad, a pesar de lo vergonzoso, que después de un partido de fútbol de “los dos grandes” en las afueras del estadio furiosos y desenfrenados, hinchas se trencen a puñetes unos con otros… en fin, lo común y siempre visto es entre el adversario, pero entre propios hinchas!!! eso fue el colmo del salvajismo.
¿Había niños? ¿Habian mujeres? ¿Algún discapacitado fanático? No importaba, la ira había copado el razonamiento de todos en una batalla campal entre hermanaos fanáticos a tal punto de que familias enteras tuvieran que correr y resguardar como se pudo a los suyos y como siempre, la policía fue rebasada.
Esperemos que por el bien de todos, los dirigentes y personas responsables realicen gestiones en pro de aquellas quienes no tenemos nada que ver con este tipo de vejámenes ya que lo único que queremos es ver un simple partido de fútbol compartiendo con los amigos.
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